Qué ganas de llegar a Dublín, y olvidarme de todo. Aunque sea sólo por una semanita.
Como siempre, mi organización es un desastre. No sé dónde he puesto los billetes. He perdido la factura (que la secretaria reclama como una posesa). Ni que decir tiene que la maleta está sin tocar.
Bien. Al final no he sacado la tarjeta de la seguridad social para Europa. ¡Tres hurras por mí!.
Y toda esta locura se la debo al máster. Ya casi no me da tiempo ni a dormir.
En fin. Queda la ilusión de ver a España ganar la eurocopa. Pero ya veremos.
Y a eso le sumo la idea de la presentación del Master-thesis. No sé de dónde voy a sacar el tiempo.
Supongo que será como siempre. Terminaré la noche anterior. Presentaré y dormiré un día entero para recuperarme. ¡Qué agobio!.
Al menos de vez en cuando sale el sol.
Ayer decidí volver a casa andando. Despejarme de todo el día de trabajo. El paseito desde el Antiguo es buena caminata. Y al pasar por la Concha, me dí cuenta de que había salido el sol, justo al ver cómo se ponía. Una vista espectacular.
Además de traerme una maraña de trabajo enorme a casa, también me traje esta foto. La prueba de que ayer salió el sol en San Sebastián.
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